Yolanda Calderón.
Homenaje a su padre por sus 52 años de arriero.
De 9 años, ropa de manta
Itacate al hombro y descalzo,
Con dos burros flacos y cuatro perros,
Iniciaste tu largo peregrinar.
Es que tu alma de niño con las estrellas
Piedras del campo, vientos y flores
Quizo jugar, o será que igual que las aves
llevas en el alma ansias de libertad.
llevas en el alma ansias de libertad.
Así creciste arriero José, detrás de
Las bestias, tras de esperanzas, tras
Quimeras que te hicieron soñar.
Cuántas noches dormiste sobre la hierba,
Cobijándote con techo de estrellas,
Teniendo por compañeros solo tu perro
Y caballo alazán.
La noche esta obscura, ya todo está en
Paz, sólo se escucha a lo lejos,
El arriero sus penas cantar,
Al compas de los cencerros,
Comienza a silbar,
Sus burros entienden sus penas,
Después de tanto caminar.
¡Caminen, caminen mis burros, mi perro
Y mi caballo alazán, que antes de que
La luna duerma, tenemos que cargar!
Pasan los días, pasan los años
Y tú sigues tu peregrinar
Es que valles, ríos y montañas
Te esperan para poder platicar.
Dime arriero José ¿Quién te enseño a cantar?
Fue el jilguero o la orquesta
De pájaros que tantos años te vieron pasar.
Cuando pequeña muchas veces vi a los
Ignorantes tu humilde trabajo humillar
Será que ellos no saben lo duro que es
Ganar el pan, pan ganado con polvo,
Cansancio y sudor, pan ganado con
Desvelos y mucho, mucho tesón.
Arriero valiente que no temes ni al rayo
Ni al viento, ni al hambre, ni a la tormenta
Ni al agua de los ríos, que tantas veces
te quisieron ahogar.
Ni cuando se quemó tu casa
Mientras nosotros llorábamos
Tú con tus lágrimas el fuego querías apagar
Nos quedamos sin techo ni hogar.
¡Caminen, mis burros, mi perro
mi caballo alazán, que tras la montaña
está el pueblito a donde hemos de llegar!
Cambiaremos pulque por panela,
Maíz y frijol por pescado de mar,
Rebozo y faldilla para María
Y caballo de palo que a mi hijo
Prometí llevar.
Dime arriero valiente, al rgresar
Qué viste por esos lugares.
¿Cómo son esos pueblos
A donde no llegaremos jamás?
Dime cómo haces para que a los 52 años
Por el camino y 72 de edad
Estés como un viejo roble aún de pie,
Será que te hiciste amigo del tiempo
Y siempre te respeté, lo mismo de la
Muerte que tantas veces te reclamó.
Los años pasaron, murieron tus bestias
Tu perro y tu caballo alazán
Solo te quedó el pelo blanco
Cicatrices en la cara, arrugas en la piel
Y mucho, pero mucho recuerdo en el alma.
¡Caminen, caminen mis burros, mi perro
Y mi caballo alazán, que allá
En la distancia una carta de amor has de entregar!
Los arrieros no mueren jamás
Porque en las montañas y los caminos
Dejaron su huella al pasar.
Un amigo en cada pueblo para recordar
Y un amor en cada jacal.
En las noches obscuras y frias
Por valles y serranías
Te miras como fantasma
Cabalgando, cabalgando,
Sin cansarte jamás.
¡Caminen, caminen mis burros, mi perro
Y mi caballo alazán que al fin ha
Llegado la hora de descansar!
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